SINTOMAS PRINCIPALES
Los síntomas más tempranos de la enfermedad de Parkinson pueden aparecer en forma de fatiga o debilidad. La persona puede sentir que le cuesta más que antes seguir con su actividad cotidiana, incluso puede sentir un estado de ánimo bajo. Muchas veces es la propia familia, los amigos o las personas que rodean al enfermo, quienes notan que algo está pasando.
La forma de llegar al diagnóstico de la enfermedad se basa en la observación de una compleja combinación de síntomas, que se pueden manifestar a través de un examen físico-neurológico, así como una respuesta positiva a los medicamentos antiparkinsonianos y el descarte de otras enfermedades que pueden presentar síntomas similares denominados parkinsonismos.
Cada enfermo de Parkinson presenta un Parkinson distinto y la evolución del mismo es diferente en cada persona.
LOS SÍNTOMAS MÁS IDENTIFICATIVOS SON:
+ El temblor. Se caracteriza por ser un temblor que aparece cuando la persona tiene en reposo sus extremidades y que empeora con las emociones o el estrés. El temblor disminuye con el movimiento voluntario.
+ La lentitud de movimientos o bradicinesia. Esta lentitud puede afectar a distintos tipos de movimientos como son: caminar, vestirse, pasar la página de un periódico, cepillarse los dientes,...
+ La rigidez muscular ocurre en fases más avanzadas y es debida a un aumento de la resistencia de los músculos al movimiento.
+ Los trastornos posturales se manifiestan con la inclinación del cuerpo y de la cabeza hacia adelante. Determina trastornos de la marcha y el equilibrio.
PUEDE PRODUCIR OTROS SÍNTOMAS COMO:
+ Inexpresividad facial (hipomimia).
+ Disminución del balanceo de los brazos al caminar.
+ Disminución del volumen de la voz (hipotonía).
+ Disfagia.
+ Depresión o ansiedad.
+ Hipotensión ortostática.
+ Tendencia a arrastrar los pies al caminar.
+ Sensación de quedarse pegado al suelo al tratar de iniciar la marcha.
+ Dificultad para girar sobre sí mismo.
+ Disminución del tamaño de la letra (micrografía).
EVOLUCIÓN
El Parkinson es una enfermedad crónica y progresiva que evoluciona con lentitud y, con la medicación y las terapias adecuadas, permite vivir muchos años con una calidad de vida buena. Los primeros síntomas se presentan como alteraciones en los movimientos corporales en momentos de cierta tensión o de estrés, junto a un estado de ánimo bajo o sensación de fatiga, por ejemplo.
Los síntomas fundamentales de la enfermedad son los temblores, la rigidez, la lentitud de movimientos y la inestabilidad corporal. Estos síntomas aparecen en una fase inicial y evolucionan lentamente, síntomas que aumentan su grado de afectación y empeoran con el tiempo.